Anécdota: 2000 fue el año que presenté a concurso estos cuatro carteles infográficos, debido a que en 1999 aporté tres carteles, aerografiados y pintados a mano, que me fueron rayados y manchados, no por accidente sino por pura desidia. Os cuento, en la fase de selección un funcionario con dos manos izquierdas iba amontonando y agarrando como podía cuantas más obras mejor, entre ellas las mías.  A media que caminaba, los carteles que se le resbalaban los iba apoyando en el suelo para que la gravedad, no él, los alineara de nuevo.  Así, se cruzó toda la plaza de la Santa Faz hasta introducirse en el restaurante Quo Vadis a la espera de que el "agapiento", cervecero, "variotinto" y docto tribunal -afín a la cultura made in bar de la época-, dictaminara. Durante el pase, mi obra fue adquiriendo raspaduras, veladuras, trasferencias de color y huellas dactilares, así como salpicaduras de los fluidos propios de tan grotesco festín. ¡Qué ingenuo fui! ¡Qué falta de respecto y consideración al esfuerzo intelectual y técnico de los artistas y al tiempo invertido! ¡Ah! y a reclamar, al maestro armero. En fin, ¡Las cosas del fin de siglo!